Hoy, 24 de enero, en el Día Internacional de la Educación, reafirmamos nuestro compromiso con el derecho de niños, niñas y adolescentes a una educación digna, inclusiva y de calidad. Desde nuestra labor como corporación dedicada a la infancia vulnerada, entendemos que la educación es mucho más que el acceso a una sala de clases; es una herramienta de transformación que devuelve la esperanza, restituye derechos y abre oportunidades para un futuro mejor.
Una educación integral, inclusiva y de calidad puede cambiar radicalmente la vida de un niño o niña, brindándole las herramientas necesarias para desarrollarse plenamente en todas las áreas de su vida. No se trata solo de adquirir conocimientos académicos, sino de fomentar habilidades socioemocionales, el pensamiento crítico y la confianza en sí mismos. Cuando un niño recibe una educación que valora su individualidad y lo acompaña en su crecimiento, se le entregan herramientas que fortalecen su desarrollo y respetan su escencia, permitiendo que descubra su potencial y sueñe con un futuro mejor.
Es fundamental reconocer que cada niño aprende a su propio ritmo, con tiempos y necesidades diferentes. Fomentar la motivación y la curiosidad en el proceso educativo es clave para que los niños y niñas se sientan valorados y acompañados en su camino de aprendizaje. Un entorno educativo que respeta los tiempos individuales contribuye al desarrollo de su autoestima y a un aprendizaje significativo.
El acceso a una educación de calidad no solo beneficia a cada niño en lo individual, sino que también fortalece a la sociedad en su conjunto. Una comunidad educada es una comunidad más equitativa, resiliente y preparada para afrontar los desafíos del futuro. La educación fomenta la cohesión social, reduce las desigualdades y promueve una ciudadanía activa y responsable, contribuyendo así al desarrollo sostenible y al bienestar colectivo.
Este día es un recordatorio de que todos y todas tenemos un rol en garantizar que ningún niño o niña se quede atrás, promoviendo políticas inclusivas, apoyando a las familias y fortaleciendo las redes de protección. La educación es su derecho, pero también es nuestra responsabilidad como sociedad.
Sigamos trabajando juntos para que cada niño, niña y adolescente pueda soñar, aprender y construir su propio camino hacia un futuro lleno de oportunidades.
Porque educar es proteger. Porque educar es transformar.