En el sistema de protección de la niñez en Chile existen distintos programas que, a través de siglas, identifican las formas en que se acompaña y cuida a niños, niñas y adolescentes que han vivido situaciones de vulneración.
Lejos de ser un lenguaje frío, estas siglas representan espacios de cuidado y acompañamiento, diseñados para garantizar derechos fundamentales como el derecho a la protección, a vivir en un entorno seguro, a recibir afecto, educación y a crecer con dignidad.
Conozcamos qué significa cada una:
REM – Residencias para Niños, Niñas y Adolescentes
Las REM son espacios de acogida temporal para niños, niñas y adolescentes que, por diversas razones, no pueden permanecer en sus familias de origen.
En estas residencias, los equipos profesionales aseguran un ambiente seguro, estable y protector, donde los niños y niñas reciben acompañamiento educativo, apoyo emocional y cuidados que resguardan su bienestar integral.
PER – Programa Especializado en Residencias
Las PER están destinadas a atender a niños, niñas y adolescentes que requieren un acompañamiento más profundo, debido a experiencias de mayor complejidad.
Estos programas cuentan con equipos interdisciplinarios especializados que trabajan desde un enfoque terapéutico y de reparación, garantizando el derecho de cada niño o niña a recibir la atención que necesita para superar situaciones difíciles y reconstruir confianza en sí mismos y en los demás.
¿Por qué algunas residencias se llaman REM–PER?
Cuando una residencia aparece con el nombre REM–PER, significa que está clasificada tanto como Residencia de Protección (REM) y como Programa Especializado (PER).
Esto asegura que, además del cuidado cotidiano, se cuente con intervenciones técnicas y especializadas para responder a situaciones de mayor complejidad, fortaleciendo la protección y el acompañamiento.
FAE – Familias de Acogida Especializadas
Las FAE garantizan un derecho fundamental: el derecho de todo niño y niña a vivir en familia.
Estas familias, que acogen de manera temporal a niños, niñas y adolescentes, son acompañadas y capacitadas por equipos técnicos, de modo que la experiencia de acogida sea siempre protectora, afectiva y centrada en el interés superior de la infancia.
Un lenguaje que significa cuidado
Lejos de ser solo siglas, REM, PER y FAE representan la manera en que el sistema de protección organiza sus respuestas para asegurar que cada niño, niña y adolescente viva en condiciones de dignidad, seguridad y respeto de sus derechos.
El valor de los equipos
Nada de esto sería posible sin la entrega de los equipos a cargo de cada proyecto, quienes combinan capacidades técnicas, sociales, psicosociales y humanas para llevar a cabo las intervenciones y el acompañamiento diario.
Su compromiso se refleja en los pequeños y grandes gestos: desde garantizar la seguridad y los cuidados básicos, hasta ofrecer contención emocional, fortalecer lazos familiares y abrir caminos de reparación.
Cada profesional, educador y cuidador aporta un valor único, convirtiéndose en parte esencial del proceso que permite que niños, niñas y adolescentes se desarrollen en un entorno protector, afectivo y lleno de oportunidades.
En CORPRIX, estas siglas se convierten en cuidado, acompañamiento y esperanza para la infancia.

