Cada 22 de septiembre, en el hemisferio sur, damos la bienvenida a la primavera. Es una estación que en todos los rincones del planeta simboliza alegría, renovación y esperanza. El invierno da paso a días más largos y luminosos, invitando a disfrutar de la naturaleza, del aire libre y de los espacios compartidos. Para los niños, niñas y adolescentes, esta época es especialmente significativa, pues se abre un tiempo para disfrutar de la naturaleza.
La primavera también nos recuerda derechos esenciales de la niñez y la adolescencia: el derecho al juego y a la recreación, que se vive en cada tarde al sol; el derecho a la educación y a la participación, que florece con las oportunidades de aprendizaje y convivencia; y el derecho a la salud y a un entorno protector, que se fortalece en la relación con la naturaleza y el cuidado comunitario.
Desde la cosmovisión mapuche, este período del año recibe el nombre de Pewü, que significa “tiempo de brotar y florecer”. No está marcado únicamente por una fecha del calendario, sino por las señales de la naturaleza: los primeros brotes en los árboles, el regreso de las aves, la luz que se prolonga cada día. El Pewü es un recordatorio de que la vida se renueva en ciclos, y que cada generación tiene derecho a crecer conectada con su entorno, con respeto a la tierra y a la comunidad.
En CORPRIX, celebramos la llegada de esta estación inspirados por ambas miradas: la astronómica y la ancestral. Renovamos nuestro compromiso con la niñez y la adolescencia de la Araucanía y de todo Chile, asegurando que cada niño y niña pueda vivir plenamente sus derechos, en un ambiente de respeto, inclusión y esperanza.

