Un reencuentro que marca un hito en Corprix

En la Residencia Padre Francisco de Temuco hemos vivido un momento histórico y profundamente significativo: después de cuatro años de separación, Fabián, un niño acogido en nuestra residencia, logró reencontrarse con su madre, de nacionalidad venezolana y en calidad de refugiada en Brasil.

Este logro fue posible gracias al compromiso y dedicación del equipo profesional de la residencia, quienes durante más de un año desarrollaron un intenso trabajo psicosocial con el niño y su familia. A través de acompañamiento constante, contención emocional y coordinación permanente, se fueron generando las condiciones necesarias para este esperado reencuentro.

El proceso fue llevado adelante en colaboración con el Servicio de Protección Especializada de la Niñez y Adolescencia a nivel regional y nacional, el Servicio Nacional de Migraciones y el Tribunal de Familia de Temuco, instituciones que unieron esfuerzos para garantizar que Fabián pudiera ejercer plenamente su derecho a vivir en familia.

Como hito final de este proceso, el Director de la residencia viajó a Brasil para entregar personalmente a Fabián a su madre, asegurando que el encuentro se desarrollara de manera respetuosa, segura y cargada de la emoción que este momento ameritaba.

Este reencuentro no solo representa el cierre de una etapa difícil para Fabián y su madre, sino que también refleja el compromiso de CORPRIX por proteger, acompañar y restituir los derechos de los niños, niñas y adolescentes, especialmente su derecho fundamental a crecer en el calor de su familia.

Este reencuentro nos recuerda que el amor de una madre trasciende fronteras y dificultades. A pesar de las circunstancias adversas que la llevaron a perder el contacto con su hijo, nunca descansó en su búsqueda, sosteniendo la esperanza de volver a abrazarlo.

Gracias al gran corazón y entrega del equipo de la Residencia Padre Francisco, este milagro de amor fue posible. Hoy celebramos no solo la reunificación de una familia, sino también la certeza de que, con compromiso, acompañamiento y trabajo en conjunto, es posible hacer realidad el derecho de los niños y niñas a crecer junto a quienes más los aman.

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